Después que algunos de nosotros (porque le aseguro que no todos)
pasamos horas y horas estudiando para tener buena ortografía y redacción, llega
a mi mesa (por no decir computadora) la noticia -según mi muy humilde opinión-
del año: hay modificaciones en la nueva ortografía española que incluyen la
eliminación de la "ch" y la "ll" junto con la eliminación
de algunos acentos como el del adverbio "sólo". Pero no seamos
pesimistas ni rechacemos el cambio sólo por el hecho de que a nosotros nos tocó
sufrir para adquirir la buena o mala ortografía que tenemos; mejor, tratemos de
encontrar los beneficios de esto y así actualizar nuestros conocimientos y
estar "dentro de la norma" lo más que se pueda. Esto lo digo porque,
finalmente, la lengua "viva" es la que utilizamos comúnmente usted y
yo y somos nosotros los que le damos sentido a la existencia del lenguaje y no
los lingüistas; sin embargo, si podemos estar de acuerdo, academia y pueblo,
pues que mejor.
Sería genial
también, que junto con la Biblioteca Vasconcelos -encargada de difundir el
nuevo uso-, formáramos parte del grupo de personas que fomentará la nueva
usanza y ver si con eso, en algunos años, eliminamos también de nuestro
lenguaje los benditos "ortografismos", que cómo dice Iván Tubau en su
libro "Periodismo oral: hablar y escribir para radio y televisión",
son totalmente inútiles en nuestra lengua. Vamos, seamos honestos, en francés
si hay una diferencia real y plausible entre la "v" y la
"b", pero en español, es sólo cosa de algunos pseudo eruditos el
andar forzando una pronunciación para ejemplificar y mostrar su
"sapiencia" en el lenguaje.
Vamos, arriva las
manos todos, en vusca de una lengua vuena, presisa y efikas.